jueves, 6 de octubre de 2011

GRIS



 

 gris.
(Quizá del prov. gris).
1. adj. Se dice del color que normalmente resulta de mezclar el blanco y el negro. U. t. c. s.
2. adj. Carente de atractivo o singularidad. Un individuo, un paisaje gris.
3. adj. nublado ( cubierto de nubes). Un día, una tarde gris.
4. m. coloq. Frío, o viento frío. ¡Hace un gris!


El gris confunde. ¿¡Qué cojones le pasa al gris!? No es blanco. Ni negro. No aclara nada. No es claridad, ni oscuridad. Es una nube molesta que tapa el cielo azul. No llueve, pero no hace sol. No deja disfrutar de la alegría los días soleados ni de la melancolía y el romanticismo de la lluvia. No nos deja aprecia el amanecer, ni la joya del día, ni el crepúsculo. El paso de las horas no se aprecia ante un día gris.
El gris confunde. No es pureza, ni claridad. No es formalidad, ni oscuridad. El gris entristece, no aporta nada, no nos aclara absolutamente nada. El ying-yang’ no es gris. Es en su justa proporción blanco y negro. Dentro del blanco hay una mota de negro, pero una mota negra pura, hasta el último centímetro de su diámetro. No existe el gris en la región del blanco. Si el negro, pero no el gris. Dentro del negro hay una mota de blanco, pero una mota blanca pura, hasta el último centímetro de su diámetro. No existe el gris en la región del negro. Si el blanco, pero no el gris.
¿¡Para qué estás, gris!? ¡¿Qué haces!?
Sirves para algo. Está claro. Creo que tu, gris, eres un escondite. Eres un bloque de pisos, de color gris, claro está, en el que vive mucha gente. Eres un bloque de pisos en una ciudad sucia y corrompida. Fuiste original en su día, por eso con el crecimiento demográfico de la ciudad se optó por abusar de ti, de tu arquitectura. Si cada barrio de esa ciudad, del más rico al más pobre, del obrero al de oficinas, de la zona residencial a la zona comercial, fueran un ‘ying-yang’, tu estarías jodiéndolo todo. El rico sería feliz en su barrio de ricos. Su manchita blanca bien definida sería que no podría gozar de absoluta comodidad debido a que los pobres más pobres del barrio pobre más pobre irían a su barrio rico a robar. Viviría en su casa grande y espaciosa, con sus muebles de diseño hechos a medida para él y con unos barrotes de oro en los ventanales para que el hambre no se cuele en su cocina. Pero en ese barrio también estás tu, y la manchita blanca preocupa, pero no tanto como tu.
En el barrio pobre asusta una mancha negra con forma de expropiación y recalificación de terrenos, nuevos planes urbanísticos y desalojos que rozan la ilegalidad llevados a cabo por ‘señores’ que visten trajes grises.
El gris es vacío. Es un vacío legal. Es el color del asfalto por el que circulan los coches comprados con fondos extraviados. El color del soborno, el fraude, el timo…
El gris es la línea amplia y confusa por la que pasean, impunes, unos cuantos pícaros. Es esa amplia línea, de base blanca, en la que un poco más de negro no llama la atención.
Gracias a la misma avaricia que los hace pasearse por esa carretera, los ‘canallas’ que por ella circulan, emiten tanto humo negro con sus lujosos coches, que suelen caer por su propio peso a la cuneta. Sí, por supuesto, la cuneta del lado negro.

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