lunes, 17 de septiembre de 2012

Amistad

Tras tres cervezas nos vino la lucidez en un lúgubre bar. Fue cuando se postró frente a nosotros la camarera cincuentona y tetona con un par de botellas más, que a mi amigo -sí, he dicho amigo- se le ocurrió preguntarme por mi concepto de la amistad.

Te considero mi amigo, -le dije- lo sabes, quizás sea el único, o uno de los pocos desafortunados, que puede presumir, o no, de ello. Sabes más de mi que yo mismo e incluso puedes intuir por donde voy a salir o como voy a acabar en casi cualquier situación, cosa que yo soy incapaz de hacer conmigo mismo, pero, por una pregunta como la que me acabas de hacer me dejó mi ex.
Le conté mi teoria, sí, la del eclipse y los perros... y no le sentó bien.

Eclipse? - me preguntó-.

Sí. Ya sabes, bueno, llámalo eclipse, conveniencia geográfica o intereses cualesquiera en común... Mi compañero de trabajo es mi mejor amigo porque paso 8 horas diarias con él, y claro, estoy harto ya de escuchar que si el pequeño Xavi ya sabe diferenciar las letras con sólo 3 añitos, o si las croquetas de Sandra son las mejores. Incluso sé cuando le viene la regla a Sandra y que le traerá Papa Nöel a Xavi.
Mi anterior mejor amigo era mi vecino. Anterior porque es antes él que el compañero de trabajo y cuando digo antes, me refiero al trayecto que compartimos desde que nos cruzamos cada día a las 7:14 en la escalera hasta que me bajo del tren una hora más tarde y lo dejo ahí sentadito con la cara legañosa y con ganas de acabar de contarme la discusión que tuvieron los vecinos suramericanos de más arriba. Pobrecillo, creo que tiene los días contados en la fábrica en la que trabaja.
Durante el descanso en la oficina, mi mejor amigo no sé como se llama. Tres años tomando café cada día, compartiendo mis 20 minutos más placenteros de la jornada laboral, los lunes criticamos las tácticas si se pierde o sonreimos apollardados si se gana, los martes ya estamos más nerviosos con la política y la economía, el miercoles hay champions, con un poco de suerte, si pierden, el jueves vendremos con ganas de mandarlo todo a tomar por culo, incluso esos 20 minutos, y el viernes, sin ningún pudor, nos contamos que haremos, dónde iremos y con quien. Te conoce, sabe como te llamas, le he hablado de ti, pero no sabe mi nombre.
Cuando salgo de trabajar tengo poco más de una hora de introspección. Es el mejor momento del día. Ahí soy yo mi mejor amigo. Por interés. Porque voy solo, cansado y no me apetece ser simpático con nadie. Es más, a veces vuelvo en el tren deseando pesar 20kg más, pero no de grasa, sino de explosivos, y no sólo eso si no que también me gustaría llevar una mochila cargadita de más explosivos. Y soy mi mejor amigo en esa situación porque no encuentro disparatada esa idea, al contrario, me animo a planearlo y seguir adelante.
Luego es tu turno, o el de Oscar o Rubén, María, Sara, Andrea o Agatha, depende de si me apetece café, té o cerveza, hablar de cine, de tetas o de trivialidades, follar o fumarme un cigarrito aliñado escuchando música australiana.
Dime, ¿cuántos amigos conservas de la universidad? De ese grupo de más de 20 personas con las que me hacías recorrerme todas las discotecas de la ciudad, tienes contacto con 5, 6... no más. Y que sea regular e interesante con 1. A ese te doy permiso para llamarle amigo, o mejor, se precabido y espera a que la vida os ponga otro obstaculo de por medio. Vete a vivir con tu novia, o él con la suya, o dejadlas preñadas. Veremos si al jardinero le siguen quedando ganas o tiempo de regar la plantita.
A eso me refiero, dos cuerpos orbitando se cruzan en un punto concreto en un momento concreto, comparten el momento y luego siguen su camino. Quizás con los años vuelvan a cruzarse. Vivirán algún momento y con anhelo recordarán la última vez que se cruzaron, pero las leyes del cosmos les obligarán a seguir sin saber cuánto tardarán en volver a cruzarse.
Ese es el primer tipo de amistad. El que cuando explicas a alguien dices "mi amigo del instituto, la universidad, del trabajo,...". El otro tipo, son los perros. A lo largo de tu vida no te cruzarás con muchos amigos perros. Y eso es lo bonito. Saber quien es tu amigo-perro y disfrutarlo.
Tu amigo perro es ese con el que no eres buen amigo. Al que les has fallado, le has hecho alguna jugarreta, le has dado motivos para largarse y dejar que te pudras, pero tiene fe ciega en ti y sigue siempre a tu lado.
A mi ex le dije que sería feliz dejándola encerrada dos horas en el coche con la ventanilla bajada sólo dos dedos, irme de cervezas con los amigos a ver un partido de rugby y al volver que se muriera de alegría por verme, que festejara desmesuradamente que he vuelto y que ya estaba con ella otra vez.
No sé si no entendió la metáfora, si creía que la llamaba perra o algo así, pero no le hizo gracia. En fin... ¿qué le vamos a hacer? ¡¡Un perro no se habría puesto así por un comentario como ese!!





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